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  • Foto del escritorLenin Ramirez

"De la normalidad a la toxicidad" 

Para iniciar quiero recordarte que toda persona tiene una historia, una descendencia, un desarrollo y una formación, constantemente, desde la concepción el ser humano adquiere estímulos, que influirán en su comportamiento. En la infancia el niño es como un papel en blanco que va llenando de todo lo que ve oye y siente a lo largo de su desarrollo, es entonces que el adquiere de quienes lo rodean todas aquellas costumbres, comportamientos, y actitudes de su familia. La familia es el origen a próximas generaciones que está persona desarrollará, es por eso que es muy importante que nos centremos en esta etapa, la infancia ya que de allí surgen las conductas y decisiones en la vida adulta, ya que esa persona reproducirá aquellos patrones que aprendió cuándo era niño, en varias de las ocasiones son los padres quienes presentan conductas agresivas y no adecuadas para el desarrollo del niño, basadas en castigos y un lenguaje verbal disruptivo. El proceso en que se configuran ciertas conductas se dan dejando pasar por alto el maltrato y se mantienen por el círculo vicioso entre personas que vieron interacciones dañinas en su infancia, y que han asumido que el amor implica sacrificio y dolor, mal entendiéndolo. En la etapa adulta estas creencias se van forjando y adaptándose a su día a día, lo cual lo manifestará en su ámbito laboral, social y en la pareja. Existen varias conductas y creencias que son inadecuadas para sí mismo pero que las intenta proyectar en otras personas para así justificar el propio comportamiento, ya que así suena más fácil ocultar aquello que no se quiere ver, estos comportamientos negativos corresponden a interacciones que van dañando la autoestima, muchas veces sin que la persona se dé cuenta. Se producen por patrones repetitivos de conducta ya aprendidos anteriormente, por lo que son considerados “normales” o esperables por los protagonistas, sin siquiera cuestionarlos. Este daño que puede iniciarse como una molestia o un hecho aislado sin importancia (un empujón o una palabra ofensiva, por ejemplo) irán aumentando en la medida que sean aceptados dentro de las relaciones. Pará entender el contexto hay que clarificar que es tóxico todo lo que produzca malestar, ocasional o permanente, aunque la persona afectada no pueda explicarse el por qué. Es importante recordar que cada uno tiene distintas sensibilidades, lo que influye en la afinidad que tengamos con ciertas personas y no con otras, de ahí que las relaciones tóxicas se pueden dar entre parientes, colegas, amistades y parejas. La diferencia está en cómo afectan a la persona según el nivel de importancia y grado de interacción que se tenga.

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